
Encallada, entre rocas yacía inerte el amor que de mi alma emanaba,
Solo y frío era mi sentir, al despertar cada mañana, hasta ese momento exacto, en que un rayo de sol se poso por mi ventana, logrando su luz alcanzar mi vista, provocando de un respiro profundo el renacer de mi alma.
Emerge de ella sentimientos ya enterrados y considerados desaparecidos, es así como de las cenizas se emprende un insólito y postergado más no dejado de desear, renacer.
AIVANE
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